El pie es uno de mis postres favoritos, porque me encanta el efecto sorpresa del relleno.  En esta ocasión y por ser una fruta de temporada, es de cerezas; pero se puede realizar con lo que más nos guste, manzanas, arándanos, fresas.

Adoro la crujiente pasta que envuelve la fruta, que, siendo vegana, es muy delicada y liviana.

Iniciamos lavando y secando delicadamente las cerezas.

Nos colocamos unos guantes desechables para no mancharnos, con cuidado partimos en 4 cada una de las cerezas, sacamos la semilla y así sucesivamente hasta terminar la fruta.

Terminado este paso, colocamos en un sartén anti adherente u olla suficientemente grande para contener toda la fruta, el azúcar integral de caña y la cucharada de jugo de limón.

Cocinamos a fuego medio hasta que notemos que la fruta se suavice, dependiendo de cuál es, variará su tiempo de cocción.  En el caso de las cerezas, las cocinamos aproximadamente por 8 minutos.

Mientras se cocinan las cerezas, en un recipiente mediano, cernimos la harina y agregamos la pizca de sal, mezclamos.

Rallamos y picamos fino la cáscara del limón.

Agregamos al recipiente de la harina, el aceite, el agua, el jarabe de maple y la cáscara de limón bien picadita.  Amasamos hasta que obtengamos una masa lisa y homogénea, dejamos reposar.

En un recipiente pequeño colocamos la fécula de maíz con dos cucharadas de agua, revolvemos bien hasta que se disuelva bien.

Una vez disuelta, la vertemos sobre las cerezas, revolvemos bien y cocinamos por otros 2 minutos; para las cerezas sería un total de 10 minutos aproximadamente.  Apagamos y dejamos enfriar.

Mientras tanto, colocamos sobre una superficie la masa y la dividimos en dos, una más grande de la otra (¾ y ¼).

Extendemos la parte más grande de la masa con ayuda del rodillo, debe quedar de 1,5 cm aproximadamente.

Revolvemos las cerezas ya un poco más densas, verificamos que estén frías.

Engrasamos el molde y colocamos la masa extendida, a continuación, introducimos la fruta y la distribuimos uniformemente.

Precalentamos el horno a 180° C (350° F).

Extendemos con el rodillo la otra parte más pequeña de la masa y cubrimos el relleno de manera que llegue hasta el borde.

Pellizcamos y giramos delicadamente las dos capas de la masa, para que se unan bien y no se abran durante la cocción.

Con ayuda de una tijera de cocina o un cuchillo bien afilado, realizamos unas 6 aberturas sobre la parte superior de la masa, espolvoreamos azúcar de caña integral.

Una vez llegado a temperatura, horneamos a 180° C (350° F) por 45 minutos.

Sacamos del horno y dejamos enfriar completamente antes de desmoldar.

Degustamos con nuestra bebida favorita o con una bolita de helado.

¡Buen provecho!