Para degustar un pancito diferente, que te sorprenderá con la delicadeza de su aroma y su gusto al limón. Un pancito fresco que podemos saborear así solito o acompañado de alguna crema para untar.

En un recipiente mediano cernimos la harina y vertemos unos 200 ml de agua del total.

Amasamos hasta que se absorba toda el agua, dejamos reposar por 2 horas a temperatura ambiente.

Transcurrido ese tiempo, vertemos el resto del agua y la levadura de cerveza.

Amasamos hasta que todos los ingredientes estén bien amalgamados.

Exprimimos un limón y versamos 50 ml de jugo en la masa.

Incorporamos la sal, amasamos por aproximadamente 10-15 minutos hasta que la masa absorba todos los líquidos.

Rallamos las cáscaras de dos limones.

Las agregamos a la masa y amasamos hasta que se amalgamen bien todos los ingredientes.

Cubrimos y dejamos reposar por 1 hora a temperatura ambiente y luego 3 horas en la refrigeradora.

Transcurrido el tiempo, sacamos la masa de la refrigeradora y la pasamos a una superficie cubierta de harina de sémola y cortamos pequeños pedazos de aproximadamente 150 g.

Tomamos cada uno de los pedazos y los trabajamos uniendo las puntas hacia el centro.  Con la palma de la mano hacemos formas circulares, hasta que estén bien lisas las bolitas.

Alargamos cada una.

Damos una forma alargada dejando la parte central mas gordita y las puntas mas delgaditas, como de limones.

Tomamos una bandeja de horno, la cubrimos con papel para hornear, colocamos las masitas y dejamos reposar por aproximadamente por 2 horas o menos, hasta que dupliquen su volumen.

Precalentamos el horno a 250° C (485° F).

Una vez que duplicaron, tomamos un bisturí de cocina o un cuchillo bien afilado hacemos un corte profundo en el centro de cada una de las masitas.

Horneamos a 250° C (485° F) por 18 minutos en la parte de abajo del horno, luego pasamos la bandeja por otros 3 minutos en la parte de arriba para que se doren.

Sacamos del horno y dejamos enfriar antes de degustar nuestros pancitos fragantes al limón.

¡Buen provecho!