Pan Negro con Semillas

Rico de fibras integrales, semillas y sabores auténticos.

Este pan es una exquisitez de sabores muy definidos, que acompañarán nuestros embutidos o cremas divinamente.  Su extraordinaria textura y sabor les encantará.

Ingredientes

Para un molde de 40×12 cm aprox

250 g de semillas mixtas (calabaza, girasol, linaza, etc.)

800 g de harina de centeno integral

200 g de harina tipo 0

12 g de levadura fresca de cerveza

820 ml de agua

25 g de sal

40 g de melaza o miel de castaño

Preparación

Colocamos aproximadamente 50 g de harina de centeno integral (2 o 3 cucharadas) en un sartén anti adherente, a fuego medio la doramos girándola a menudo para que se dore, pero no se queme.  Apagamos, pasamos a un recipiente y dejamos enfriar.

Colocamos las semillas también a dorar en el sartén antiadherente para que se activen sus aceites naturales, serán unos 3 – 4 minutos a fuego medio.  Retiramos y dejamos enfriar.

En un recipiente grande, cernimos la harina de centeno y la harina tipo 0, agregamos también la harina de centeno que previamente habíamos dorado.

Vertemos casi toda el agua, la levadura y la miel de castaño o la melaza.  Amasamos hasta que la harina absorba toda el agua.

Incorporamos la sal y el resto del agua.  Amasamos por unos 5 minutos ayudándonos con una cuchara. 

Por último, agregamos unos 200 g del total de las semillas.

Amasamos distribuyendo bien las semillas.  Cuando obtengamos una masa homogénea.  Cubrimos y dejamos fermentar por 2 horas a temperatura ambiente.

Transcurrido el tiempo, notaremos que no creció mucho y lo notaremos bastante sólido.

Espolvoreamos sobre una superficie bastante harina, en donde colocaremos nuestra masa.  La alargamos delicadamente con las puntas de los dedos.

Damos la forma alargada y barnizamos con agua tibia.

Colocamos en una bandeja de horno las semillas que quedaron, apoyamos encima la masa.

Giramos, barnizamos con agua tibia también esta parte y giramos delicadamente una y otra vez hasta que la masa quede bien llena de semillas.

Engrasamos el molde y colocamos la masa; delicadamente aplastamos la masa para que quede bien compacta y tome la forma del molde.

Cubrimos y dejamos fermentar a temperatura ambiente o en el horno apagado, pero con la luz encendida, hasta que veamos unas grietas en la superficie de la masa.  Serán aproximadamente 2-3 horas.

Precalentamos el horno a 210° C (410° F), horneamos por 50 minutos; bajamos la temperatura a 180° C (350° F) y cocinamos por otros 15 minutos.  

Sacamos y dejamos enfriar por unos 20 minutos, desmoldamos y dejamos enfriar completamente antes de degustar nuestro exquisito y fragante pan fresco. 

¡Buen provecho!