Una manera golosa y diferente de probar este maravilloso tubérculo, con tantas propiedades benéficas para nuestra salud. Combate la anemia, estreñimiento, el cansancio y el estrés, ayuda a aumentar las defensas inmunitarias, entre otras ventajas.

Colocamos en un recipiente con agua todos los topinambur, para limpiarlos de la mayor cantidad de tierra y suciedad posible.

Vamos pelando uno por uno y los colocamos inmediatamente dentro del agua. Esto para evitar que ennegrezca.

Quitamos el agua sucia e inmediatamente colocamos agua limpia, enjuagamos bien y llenamos de nuevo el recipiente con agua, colocamos dentro el jugo del limón.

Iniciamos a precalentar la freidora de aire o el horno normal (en una bandeja cubierta con papel para horno) a 180° C (350° F).

Sacamos uno a uno y lo cortamos en pedazos no demasiado pequeños y colocamos dentro del recipiente de agua con limón nuevamente.

Una vez que terminamos esa operación, los sacamos y secamos bien.

Una vez que están secos, los colocamos en un recipiente, vertemos un par de cucharadas de aceite extra virgen de oliva y revolvemos bien.

Agregamos un par de cucharadas de romero y un par de cucharadas de pan rallado.

Cuando la freidora o el horno llegaron a temperatura, colocamos nuestro topinambur y cocinamos por 15-20 minutos, hasta que los veamos doraditos.

Quedaran suavecitos dentro y crocantes fuera.

Nota:

Yo no les puse sal por gusto personal, pues me gusta sentir el sabor del tubérculo por sí mismo, pero si lo desean, al final de la cocción, se espolvorea una pizca de sal.

Servimos bien caliente.

¡Buen provecho!