Para un desayuno delicioso con una trenza recién horneada.  Fresquita para empezar fabulosamente el día.

Los perfumes que inundarán nuestra casa serán espectaculares.

Iniciamos deshaciendo la levadura en la leche vegetal, agregamos el azúcar y revolvemos hasta que se disuelvan bien los ingredientes.

Cernimos la harina en un recipiente o en una empastadora.

Vertemos una parte de la mezcla de leche, azúcar y levadura; empastamos o mezclamos a mano.

Incorporamos la mantequilla vegetal a temperatura ambiente.  Empastamos.

Agregamos la sal y el resto de la mezcla de leche con levadura.

Mezclamos hasta que obtengamos una masa lisa y homogénea, suave pero no pegajosa.

Colocamos en un recipiente limpio, cubrimos y lo colocamos en el horno apagado, pero con la luz encendida. 

Dejamos reposar por aproximadamente 2 horas, hasta que duplique su volumen.

Transcurrido el tiempo, sacamos del recipiente y colocamos la masa sobre una superficie, la dividimos en dos partes iguales.

Realizamos dos tiras de aproximadamente 65-70 cm.

Formamos una cruz sobre la superficie.

Pasamos la extremidad de derecha en alto hacia la izquierda.

Ahora la de izquierda a derecha.

Pasamos una parte de arriba hacia abajo cruzándola.

Cruzamos una extremidad por debajo de la base como se aprecia en la foto, de derecha a izquierda.

Cruzamos de nuevo de izquierda a derecha como en la foto.

Seguimos cruzando como en la foto.

Continuamos cruzando hasta terminar la masa.

Una vez realizada la trenza, la colocamos en el horno apagado con la luz encendida sobre una bandeja cubierta con papel para hornear por 45 – 60 minutos hasta que haya duplicado su volumen.

Transcurrido el tiempo retiramos la trenza del horno y precalentamos a 180°C (350° F).

En un pequeño recipiente vertemos las 3 cucharadas de leche vegetal tibia, la cucharada de azúcar y la cucharada de mantequilla vegetal; mezclamos hasta disolver.

Pincelamos con la mezcla la trenza.

Horneamos por 40-45 minutos hasta que la veamos dorada.

Retiramos del horno, dejamos enfriar y degustamos solita o acompañada de nuestra mermelada preferida.

¡Buen provecho!