Adoro la temporada de fresas, porque puedo preparar mis mermeladas con poquísimo azúcar, que las podré degustar por el resto del año.

El secreto para una excelente mermelada es realizarla con fruta bien fresca y madura.

Iniciamos lavando delicadamente las fresas.

Las secamos con cuidado.

Quitamos el pedículo y las cortamos no demasiado finas.

Las pasamos a una olla con bordes altos, agregamos el azúcar, revolvemos bien y encendemos el fuego a medio alto.

Cuando inicia a hervir bajamos el fuego, agregamos la vainilla en polvo (si fuera la vaina la partimos a la mitad e incorporamos las semillas internas) y cocinamos por 35-40 minutos revolviendo a menudo.  Si se forma espuma, no preocuparse, es normal.

Mientras seguimos revolviendo y vemos el fondo de la olla apagamos el fuego.

Envasamos aún caliente en frascos esterilizados, llenando uno a uno tapamos inmediatamente, hasta agotar la mermelada.

Los giramos y dejamos enfriar.

Nota:

El tiempo de cocción es relativo, porque depende de la cantidad del líquido que suelten las fresas; además de lo ancho y del material de la olla, así es que podría ser un poco menos.

¡Buen provecho!