Esta mermelada facilísima es una delicia agridulce para acompañar un queso cremosito semiduro, una bruschetta (pan tostado al horno), en fin, es tan sabrosa que hasta solita es una maravilla.

Se puede usar como entrada antes de nuestro plato principal en una ocasión especial, les aseguro que impresionaran a los comensales. El secreto está en usar chiles (pimientos) dulces de pulpa no muy gruesa como los rojos largos.

Lavar y secar los chiles dulces (pimientos) muy bien. Eliminar los tallos, cortar en cuatro, retirar todas las semillas y filamentos blancos del chile dulce.

A continuación, se cortan en tiritas no demasiado delgadas (a julienne).

Colocamos los chiles cortados en una olla junto a los demás ingredientes.

Mezclamos bien y dejamos marinar de 2 a 4 horas.

Después de las horas de reposo, habrá soltado un buen jugo.

Colocamos la mezcla en una olla y ponemos el fuego alto.

Apenas alcanzada la ebullición, cubrimos y bajamos el fuego a medio bajo. Cocinamos con la tapa por 10 minutos.

Pasados los primeros 10 minutos, quitamos la tapa y cocinamos por otros 30 minutos, revolviendo a menudo para que no se pegue.

Cuando la parte líquida alcanza una consistencia más densa (no dejar secar demasiado), quitamos del fuego.

Aún caliente la mermelada, envasamos en recipientes esterilizados.

A medio centímetro del borde cerramos el envase.

Colocamos boca abajo por 5 -10 minutos.

Luego colocamos los recipientes boca arriba, así crearemos el efecto al vacío, dejamos enfriar y se pueden conservar hasta por 12 meses (no sabría decir con exactitud pues en mi casa nunca han durado tanto).

¡Buen provecho!